Guayaquil, capital de la provincia del Guayas denominada por propios y
extraños como la “Perla del Pacífico”, sus alrededores poseen uno de
los potenciales turísticos más importantes de la nación, presentados en
forma de un gran abanico de atractivos que van desde el vestigio
histórico o arqueológico que puede ser apreciado en sus museos, hasta
las reservas o emplazamientos en los que puede practicar el más
fascinante ecoturismo.
Las playas más bellas del país, dotadas de una infraestructura
hotelera que puede competir mano a mano con las mejores de América, se
ven sustancialmente favorecidas por la cercanía de uno de los museos de
sitio más interesantes de la región, muchos de los cuales permiten
apreciar al visitante apreciar la extraordinaria antigüedad de los
pueblos que florecieron en esta zona desde hace más de 10.000 años.
Actividades como la pesca deportiva, el surfing, las exploraciones
ecológicas, el velerismo, son solo algunas de las muchas que pueden
practicarse con maravilloso éxito en casi todas las poblaciones costeras
de la provincia; sin mencionar la incomparable gastronomía cuyos
mejores ingredientes, como una interminable variedad de mariscos, van
del mar a la mesa, para el deleite del paladar más exigente.
La ciudad de Guayaquil, con la calidez de su gente, el embrujo de su
historia y los mil y un sitios dignos de conocer, ofrece para turismo
actividades que pueden ser combinadas con los viajes de negocios, tan
frecuentes en los visitantes extranjeros que llegan a la mayor urbe del
Ecuador.
Centro de negocios por excelencia, el principal puerto ecuatoriano
posee un encanto especial, reflejado en sus parques, iglesias y
monumentos, evocadores todos de una historia sin par en el continente
americano.
Una historia y tradición que contrasta con la modernidad de nuevas construcciones, de un Malecón 2.000 lleno de vida diurna y nocturna , de los mayores centros comerciales de la costa oeste, enclave bancario, de múltiples intercambiadores y distribuidores de tráfico que la convierten en una ciudad ordenada, dinámica y comercial.
Es pues, Guayaquil un enclave, un destino turístico de primer orden,
imprescindible en el itinerario de todo viajero que, además de las
delicias de la naturaleza, desee conocer una ciudad hermosa, poseedora
de un incomparable pasado, cuajados de monumentos tan terribles como
fascinantes, de los que son ejemplo, tanto los que se vivieron bajo el
ataque de los piratas, en tiempos coloniales, como los épicos y heroicos
de los que fuera protagonista hasta los días en que Bolívar y San
Martín sellaron en ella el destino de América.